Los peces dorados fueron los primeros peces en ser mantenidos por los acuariófilos, pero en el planeta existían otros cientos de especies de peces de atractivos colores e interesantes comportamientos adecuados para ser mantenidos en acuarios domésticos, pero que requerían unas condiciones mucho más exigentes. Además, la gran mayoría de ellos, al ser tropicales, requerían temperaturas estables y superiores a la mayoría de los países en los que se practicaba la afición.